Treinta y cinco grados a la sombra… Es posible que exista más calor, pero ahora mismo no lo concibo. Menos mal que la mañana nos ha respetado, y el sol no ha empezado a apretar en serio hasta un rato después de haber llegado. Y eso que nos hemos dormido; la intención era hacer diana a las cinco, pero no nos hemos despertado hasta una hora más tarde,sudados como pollos tras una noche caliente, caliente. Había que acelerar, así que nos hemos lavado la cara, una frura para desayunar y al camino. Sigue leyendo
