Una foto de carnet

Ramón y Gloria el día de su boda
Ramón y Gloria el día de su boda

Una mañana, cuando aún faltaban más de quince años para el día de su muerte, Ramón le dijo a su mujer:

–Mira, Gloria. Esta es la foto que quiero que pongas en mi esquela cuando me muera.

–¿Cuando te mueras? ¡Pero qué chochadas dices! –respondió ella, quitándole la foto de las manos.

En el hospital, ante el cuerpo inerme de su esposo, Gloria recordaba hoy ese momento mientras la enfermera le explicaba que no tenía por qué preocuparse. Que entre el hospital y la funeraria se ocupaban de todo. Que ella sólo tenía que llevarles el DNI y una foto para la esquela. Y se ocuparían de todo.

La foto, una foto de carnet, estaba en casa, sujeta en el marco de un cuadro del salón. Esperando a que hiciera falta. Esperando al día de hoy. Sigue leyendo

He donado mi cuerpo a la ciencia

No es coña, lo he hecho.

He firmado unos papeles y llevo en la cartera un carnet en el que dice que cuando casque, alguien vendrá a buscar mis restos mortales y se los llevará a la facultad de medicina más cercana. Si alguno de mis tejidos u órganos sirve para algo (transplantes, estudios, cultivos… qué se yo, lo que sea), se utilizará. Si no, me meterán en formol y pasaré a ser objeto de prácticas para futuros/as doctores y cirujanos. Mola, jeje >:)

Llevaba ya un tiempo pensándolo, desde que oí un programa de radio en el que hablaban del tema. Personalmente creo que una vez que te mueres, muerto estás. En el improbable caso de que tu consciencia siga existiendo, ya no guarda relación alguna con tu cuerpo. Un cuerpo que ya no te sirve para nada, ni a ti ni a los tuyos. Siendo así, ¿para qué molestarse y emplear tiempo, esfuerzo y dinero en inútiles y costosos ritos como las exequias, el entierro o la cremación? Me gusta mucho más la idea de seguir echándole una mano a alguien, contribuir a la formación de un estudiante o aunque fuera servir de materia prima para la fabricación de compost. Además, con lo que me voy a ahorrar en el seguro de decesos dejaré pagada una comida para mis deudos más cercanos en algún restaurante que me guste. Creo que les dejará mejor sabor de boca que una misa funeral de cuerpo presente, ¿no?. Y si con el tiempo alguien quiere recordarme y llevarme flores, pues bueno… que se pase por el bar de la facultad y se las de a alguna estudiante maciza, jeje. De mi parte.

Si a alguien le parece que es una buena idea, podéis encontrar más información en la web del Programa de Donantes de Cuerpo. Y si os animáis ya sabéis, jeje… nos vemos en la cámara refrigerada de la facultad.