Hoy me he acercado a Vitoria, al Artium, a la conferencia (o lo que sea) que ha dado Emilio Duró. «La gestión de la ilusión en tiempos de crisis», creo que decía en la invitación que recibí hace unos días de la Federación de Asociaciones de Comercio de Álava. Un buen título; con los tiempos que corren, a todos nos vendría bien un poco de ilusión, ¿no? Es lunes y hace un día precioso. A la primavera le ha costado entrar, pero por fin lo ha hecho con fuerza; el cielo es azul, las campas verdes, los ciruelos silvestres revientan de pequeñas flores blancas y rosas… un buen día para hablar de la ilusión. A las once menos diez de la mañana, el presidente de la Federación (mi amigo Jon Aspuru), el vicepresidente (Gorka, no he anotado su apellido) y la gerente (Edurne Parro) dan la bienvenida a los invitados en la entrada de la sala acondicionada para el evento. A ojo me parece que habrán venido entre unas setenta y unas cientoveinte personas. Lurdes y yo nos sentamos en primera fila, junto a Iraia Aspuru y Susana, de Madis Joyeros, también de Amurrio. Tras los preceptivos diez minutos de cortesía, toma la palabra Edurne Parro para hacer la presentación del acto, y de paso la suya propia como nueva gerente de la Federación. Emilio Duró bufa y hace un divertido aspaviento cuando Edurne le presenta como un «gurú de la comunicación empresarial». Y apenas Jon le da la palabra, se pone de pie, recomienda a sus compañeros de mesa que se sienten en el patio de butacas porque «para permanecer dos horas quieto y mirando al público hay que tener mucho aguante», y comienza a derrochar ilusión, entusiasmo y pasión en un alarde de verborragia y erudición que dura casi cuatro horas, sin más interrupción que veinte minutos para un café con pastas.
El comercio, la familia, la felicidad, el trabajo, el egoísmo, la muerte, la evolución, la igualdad, el humor, la capacidad y la incapacidad… Emilio enlaza un tema con el siguiente con fluidez, con entusiasmo, haciendo incisos y disgresiones constantes, interepelando al público y salpicando su discurso con con chistes, ocurrencias, aforismos y hasta algunos tacos. Afirma que está muy cansado, que apenas ha dormido. Nadie lo diría: desprende energía, se mueve, se emociona y vocifera, andando desde una esquina a otra de la sala. Nos cuenta pequeñas historias, entremezcla conceptos de psicología, neurología, economía, hasta mecánica cuántica…
Son más de las 15:30 cuando por fin da la conferencia por finalizada, tras una última serie de recomendaciones y consejos para la felicidad y la vida. Por encima de los cuarenta tomad complejos vitamínicos. Recuerda que más vale ser feliz que tener razón. Para ser feliz hay que tener buena salud y mala memoria… Emilio Duró afirma que es caótico y desordenado, que la preeminencia de su hemisferio izquierdo es la que le hace ser así (¿o era el derecho?). Y sí, esa es la sensación que transmite. Y sin embargo, bajo esa apariencia enmarañada, esta mañana nos ha dejado bien claros unos cuantos conceptos, y las pilas bien cargadas de ilusión.
¿Cómo gestionar la ilusión en tiempos de crisis? Pues eso, con ilusión. Y con respecto a la crisis… da gusto pasar cuatro horas con alguien –con un «gurú»– que en lugar de hablarnos de la crisis, ha dedicado todos sus esfuerzos a transmitirnos ilusión, ¡qué demonios!