El despertador suena a las cinco y cuarto de la mañana.Uf. Desayunamos un poco de yogur y fruta en la habitación, recogemos las cosas y a la calle. Empezamos a andar a las seis y ya hace 17°C.
Salir de Burgos nos cuesta casi una hora. Vamos despacio porque en la ciudad y a media luz cuesta bastante encontrar las señales. Además, el tobillo me duele a cada paso, y el resto del cuerpo acusa el cansancio de ayer. Parece que Lurdes se ha recuperado bien, pero yo estoy entrando de nuevo en fase «¿Quien me manda a mi?»