Arzúa-O Pedrouzo, 21 km. Desnivel máximo 110 m.
Nada mas dejar la mochila ayer en el piso de Arzúa fuimos a comer a Casa Chelo, justo frente al portal, con la americana. Es de Seattle, tiene 59 años y se lla Frances, pero todos le llaman Chi Chi. Por la tarde siesta reparadora y un paseíto por el pueblo. Por supuesto, un poco de queso de Arzúa para cenar.
Hoy hemos salido con calma, casi a las nueve, tras desayunar en una cafetería-pastelería al parecer muy típica, pero en la que las camareras no parecían muy contentas de estar allí 😡
La etapa ha sido suave y relajada, solo un poco molesta por la autentica riada de peregrinos. He echado de menos las solitarias caminatas de hace unos días. A cambio, el biente es magnifico, y es fácil entablar conversación con gente siempre able e interesante. A media etapa hemos vuelto a encontrar a Chi Chi.
A la llegada a O Pedrouzo, sobre la una del mediodía, ni siquiera nos hemos molestado en intentar registrarnos en el albergue; hemos parado en una pensión-restaurante a la entrada del pueblo y hemos pedido algo de comer. Mientras esperábamos ha llegado Chi Chi, que de nuevo ja compartido mesa con nosotros. Resulta que mientras comíamos, un grupo que había reserado varias habitaciones en la pensión las ja cancelado, así que decidimos quedarnos a dormir aquí. Guillermo, el mesonero, es de Galdakao, y al enterarse de que somos de Amurrio nos da recuerdos para el cocinero del restaurante Arenalde, Eneko.
Al salir a ir a sellar las credenciales en el albergue nos encontros de nuevo con Luca y Silvia, la pareja de Milan que perdimos de vista en Baamonde. Luego nos encontramos con casi todo el grupo de peregrinos del norte. A todos nos hace ilusión volver a vernos, y pasamos un buen rato juntos.
Mañana es la ultima etapa. Aunque hemos reservado habitacion en Santiago, todavía no tenemos muy claro si nos quedaremos en Monte do Gozo.