Varios grupos de soberbios locos asaltaron anteayer la cima del Annapurna, la Diosa de las Cosechas. Fue una ascensión dura, pero más dura aún fue la bajada. Lo han pagado caro. Agotamiento, cegeras, edemas, congelaciones… Uno de ellos, Tolo Calafat, con su propia vida.
Leo las magníficas crónicas de Fernando J. Pérez en su blog Basabide y se me encoge el corazón. No lo entiendo. Están locos y ellos lo saben. Yo lo se. Probablemente, el Annapurna también. No debería importarme.
Y sin embargo, se me ponen los pelos como escarpias.
Será que me estremece ver cómo los dioses se cobran su tributo en la vida de los mortales que se atreven a desafiarles. Me gustaría pensar que al menos la Diosa tendrá un detalle y agradecerá este año el sacrificio con alimentos para su pueblo. Ojalá, pero no creo. ¿Alguien sabe qué previsión de cosechas hay para este año en Nepal?